21 de julio de 2025
Marisco cultivado de tipo salvaje. (Foto: Arye Elfenbein/ CC BY)
Detrás de la producción mundial de alimentos están los sistemas que la hacen funcionar: desde la manipulación higiénica a la aséptica, pasando por la mezcla, fermentación, clarificación, concentración y secado. GEA es una de las pocas empresas que abarca toda esta cadena de procesos. Ahora, esa experiencia está ayudando a acelerar el cambio hacia las proteínas alternativas. En lugar de construir nuevos sistemas desde cero, muchos productores de nuevos alimentos están adaptando la infraestructura y las tecnologías existentes. La función de GEA es hacer que esa transición sea más rápida, limpia y eficiente.
En 2022, GEA creó una línea de negocio dedicada a los nuevos alimentos, que abarca la fermentación de precisión y de biomasa, la carne cultivada, los productos de origen vegetal y la nutrición a base de insectos. El objetivo: ayudar a los productores a pasar de conceptos en fase inicial a procesos escalables y estables.Morten Holm Christensen (Director de Aplicaciones Biotecnológicas, GEA) y Tatjana Krampitz (Directora de Gestión Tecnológica de Nuevos Alimentos, GEA) hablan de los procesos de fermentación gaseosa con el Dr. Juha-Pekka Pitkänen, (Cofundador y Director de Tecnología, Solar Foods).
A medida que las empresas trabajan para ampliar la producción de carne cultivada, un reto sigue siendo central: ¿cómo aumentar el rendimiento celular al tiempo que se garantiza que los procesos sean estables y rentables? La funcionalidad del biorreactor reside en el centro de esa ecuación.
En GEA, un equipo de ingenieros está avanzando en el procesado basado en perfusión, una alternativa a los métodos por lotes o por lote alimentado que permite mayores densidades celulares y productividad, así como la recolección continua de células. “Nuestros estudios y modelizaciones demuestran que la perfusión es el camino para alcanzar la capacidad de producción”, afirma Tatjana Krampitz, directora de gestión tecnológica de la unidad de Nuevos Alimentos de GEA. “Para lograr un funcionamiento continuo, combinamos un control inteligente del proceso con un rendimiento óptimo de la perfusión, lo que permite estrategias de recolección y alimentación bien programadas (parciales o continuas)”.Nuevos alimentos
Tatjana Krampitz
Directora de Gestión Tecnológica de Nuevos Alimentos, GEA
Gracias a su experiencia en ingeniería en toda la cadena de producción, GEA aporta una visión holística a los nuevos alimentos. La empresa va más allá de reconsiderar cómo se fabrican los alimentos: desafía a los productores a reestructurar su producción para conseguir eficiencia y sostenibilidad a largo plazo.
Este enfoque holístico se basa en los profundos conocimientos de GEA en calefacción, refrigeración, bioprocesado y optimización de plantas de producción. En lugar de escalar por defecto, GEA ayuda a las empresas alimentarias y biotecnológicas a diseñar fábricas más inteligentes, construidas para la eficiencia energética, circularidad y rendimiento en el mundo real.Soluciones de ingeniería holística
Adam Mincher
Director Técnico de Ingeniería para Cerveza y Bebidas Alcohólicas, GEA
Adam Mincher, Director Técnico de Ingeniería para Cerveza y Bebidas Alcohólicas de GEA, ve la misma lógica trasladable a las proteínas alternativas. “Los nuevos alimentos ofrecen una alternativa a lo que muchos consideran una agricultura industrial insostenible”, afirma. “Pero sigue habiendo dudas sobre el beneficio climático que aportan, sobre todo teniendo en cuenta la energía necesaria para hacer funcionar estas plantas de producción. Si las diseñamos para que sean autosuficientes y circulares en cuanto a energía desde el principio, desbloquearemos toda una nueva capa de eficiencia. Así que, si podemos conseguir que las fábricas de cerveza lleguen a cero neto, conseguiremos lo mismo con la fermentación de precisión”.
Añade que, a diferencia de dichas fábricas, los sistemas de nuevos alimentos suelen funcionar con una carga energética más constante, lo que los hace aún más adecuados para la recuperación de calor.
Para los ingenieros de GEA, el objetivo no es solo reducir la huella alimentaria, sino también acercar la fabricación de alimentos al uso de la propia lógica de la naturaleza. Como explica Morten Holm Christensen, director de aplicaciones para biotecnología: “El metabolismo microbiano produce producto, pero también libera agua y CO2, y ambos pueden capturarse y reutilizarse. Puede sonar a ciencia ficción, pero es exactamente como ha funcionado siempre la naturaleza”.
Hace solo unos años, el entusiasmo en torno a las proteínas alternativas se centraba principalmente en la escala: pasar de los experimentos de laboratorio a la producción industrial. La escala sigue siendo importante. Pero hoy en día, muchos expertos sostienen que la eficiencia del proceso importa más: el funcionamiento continuo, el uso inteligente de la energía y un mejor diseño de los biorreactores están demostrando ser más poderosos que el tamaño por sí solo.
Morten Holm Christensen
Director de aplicaciones para biotecnología, GEA
(Foto: Solar Foods)
A medida que mejore el rendimiento en estas tres dimensiones, la productividad podría crecer exponencialmente. “Hoy en día, un biorreactor grande podría sustituir a 2.500 vacas lecheras en términos de capacidad de producción de proteínas. Pero si la ingeniería de cepas, la estabilidad y la tecnología de biorreactores progresan en paralelo –como esperamos– esas sinergias conseguirían que ese mismo biorreactor sustituyera a 25.000 vacas”.
Lo que alimenta el optimismo de Christensen es que gran parte de la infraestructura para la fermentación de precisión a escala comercial existe hoy en día. “Ya se trate de preparación de medios, esterilización, separación, filtración, purificación, secado por atomización o manipulación de producto en polvo, la gama de GEA ya cubre lo que se necesita, sobre todo aguas abajo”, explica. Y los biorreactores son productores netos de calor. Si añadimos a esta mezcla los sistemas de recuperación de energía de GEA, el argumento cobra aún más fuerza”.
La tecnología, la economía y la urgencia social se están alineando. Para Christensen, el punto de inflexión está al alcance de la mano para los nuevos alimentos y, con él, un cambio en el poder de la industria. Los últimos cuellos de botella se están resolviendo. Las empresas que controlen cepas de producción robustas irán en cabeza. Especialmente, aquellas con cepas estables y listas para escalar la producción tienen una gran ventaja”.
Su mensaje no es sobre precauciones. Se trata del momento oportuno. El nuevo tren de la alimentación aún no ha salido de la estación. Pero cuando lo haga se moverá rápido.