¿Y si su chocolate favorito no necesitara granos de cacao y su café fuera de producción local? A medida que los trastornos climáticos, las subidas de precios y las preocupaciones éticas golpean a dos de nuestros caprichos más queridos, los científicos están reimaginando cómo los producimos: utilizando microbios, no monocultivos. El objetivo: preservar el sabor y las propiedades del café y el chocolate a la vez que se minimizan las emisiones de carbono y se mejora la resiliencia alimentaria.
¿Quién no ha pasado hace poco unos minutos en los pasillos tomando chocolate o café? El aumento de los precios hace que muchos de nosotros nos preguntemos si debemos añadir estos favoritos a nuestro carro de la compra. Y muchos se preguntan cuánto durarán las subidas de precios y los ocasionales problemas de suministro. Desde el cambio climático hasta el aumento de la demanda, hay varias razones detrás del incremento de los precios y la escasez, pero la pregunta más importante es: ¿Se puede hacer algo al respecto?
Cerrar la brecha hacia una producción alimentaria más sostenibleLa clásica cadena de suministro de la explotación agrícola a la mesa es larga. También genera muchas emisiones nocivas de carbono, requiere insumos caros y depende de las precipitaciones y de temperaturas estables, factores cada vez más erráticos.Los científicos de la industria alimentaria están perfeccionando
nuevos métodos de producción basados en principios bien conocidos, que proporcionan atajos para obtener alimentos similares o incluso bioidénticos en comparación con los procedentes de las prácticas agrícolas tradicionales. Por ejemplo, la fermentación de precisión utiliza microorganismos (como levaduras o bacterias) para fabricar ingredientes específicos, como proteínas, enzimas o vitaminas, de forma limpia y eficaz. “El proceso es similar a la elaboración de cerveza, pero en lugar de fabricar alcohol, programamos la levadura u otro microorganismo para que fabrique algo más específico, como proteínas lácteas, proteínas de clara de huevo, insulina o incluso componentes del cacao”, explica Morten Holm Christensen, director de aplicaciones de biotecnología de GEA. Los microorganismos crecen en tanques, o fermentadores, produciendo el ingrediente deseado que luego se recoge y purifica.
Otro atajo para la producción de alimentos es el cultivo celular. Consiste en tomar una célula diminuta de un animal o una planta, añadirla a una mezcla rica en nutrientes (básicamente alimento para las células) que se coloca en un ambiente cálido donde las células pueden crecer y multiplicarse, como lo harían en el interior del cuerpo del o en una planta sembrada en la tierra. En poco tiempo, hay suficiente biomasa para cosechar y convertir en un producto biológicamente idéntico, ya sea carne de pollo, leche o café. “La eficacia de la conversión es mucho mayor con estos dos procesos porque evitan los largos calendarios de cría de animales o plantas, junto con la mayoría de los insumos necesarios en el camino, como piensos, agua, fertilizantes y pesticidas”, dice Christensen.